La Iglesia se ha pronunciado esta semana sobre una de los asuntos que más controversias estaba abriendo en los últimos años. Y es que, las cenizas de nuestros difuntos estaban bajo el punto de mira de muchas asociaciones puesto que por cuestiones de sanidad, albergar las cenizas en una urna o esparcirlas por el mundo, no es de las cosas más higiénicas para nuestra especie.

Por todo ello, el órgano del Vaticano que se encarga de regir sobre la doctrina católica y que responde al nombre de la Congregación para la Doctrina de la Fe, publicó este martes las nuevas instrucciones a tener en cuenta sobre las cenizas.

De este modo, y con aprobación del papa Francisco, quedó patente que las cenizas de los difuntos católicos no se pueden esparcir, ni dividir, ni mantener en casa recordando además que “la Iglesia recomienda insistentemente que los cuerpos de los difuntos sean sepultados en cementerios u otros lugares sagrados».

«No sea permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma, o la conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos», han reconocido.

No obstante, cabe recordar que esta decisión no se opone a la cremación por razones «higiénicas, económicas o sociales», pero el nuevo documento marca el cambio más grande a su instrucciónPiam et constantem de 1963, cuando las cremaciones fueron autorizadas por primera vez.