Las celebraciones de la Semana Santa se detienen en los acontecimientos más significativos de los últimos días de la vida de Jesús. Todos esos acontecimientos los conocemos gracias a los relatos de la pasión que contienen los cuatro evangelios. Por esa razón, cada año leemos dos de estos relatos: el del evangelio del ciclo litúrgico, en la eucaristía del Domingo de Ramos; y el del Evangelio según San Juan, en los oficios del Viernes Santo. Conocer un poco mejor estos relatos nos ayudará a vivir mejor la liturgia de estos días.
 
EL PRIMER RELATO CRISTIANO
A pesar de sus diferencias, los cuatro relatos que ahora encontramos en los evangelios tienen su origen en un relato tradicional que se contaba en la comunidad de Jerusalén. Este relato de la pasión del Señor fue, muy probablemente, el primer relato cristiano, es decir, esta fue la primera narración sobre Jesús. En torno a ella se irían aglutinando más tarde otros recuerdos acerca de él hasta dar lugar a los relatos evangélicos tal como hoy los conocemos. Por eso, se ha llegado a afirmar que los evangelios son relatos de la pasión con una larga introducción.
 
LA PASIÓN VISTA CON OJOS DE CREYENTE
Los relatos de la pasión son narraciones muy particulares, pues lo que en ellos se cuenta no es solo una crónica de lo sucedido, sino que los hechos van siempre acompañados de la interpretación creyente de los mismos. Al narrador no le interesa solo informar, sino transmitir el sentido de aquellos acontecimientos. Por esta razón, en estos relatos encontramos con frecuencia alusiones a las Sagradas Escrituras judías, cuya lectura y meditación ayudó a los primeros cristianos a comprender el sentido de la muerte y resurrección de Jesús.
 
CON RESPETO Y VENERACIÓN
Este año, en la liturgia del Domingo de Ramos leeremos el relato de la pasión según San Lucas. Es un relato precioso, lleno de detalles que traslucen una actitud de respeto y veneración hacia Jesús. Su forma de contar la historia de los últimos días de la vida de Jesús invita a acompañar al Señor con esta misma actitud, que es propia del discípulo. El diálogo que Jesús mantiene con sus discípulos durante la última cena ofrece una clave importante para captar el sentido más profundo de la pasión de Jesús: ?Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve? (Lc 22, 27).

Fuente original: http://www.diocesisdesalamanca.com/2.0.html?&no_cache=1#c13907

Por Prensa