VALENCIA, 21 OCT.(AVAN).- Lionel Martorell Torres, presidente de la Asociación Ibérica de Pastores Trashumantes y pastor desde los catorce años, ha asegurado que “la trashumancia no está muerta en España”.

“Los últimos diez años se decía con pesimismo que esto había acabado, pero, al contrario, hay un repunte debido al encarecimiento de los piensos y a la falta de lluvias, sobre todo en el arco Mediterráneo”, ha detallado.

Martorell ha compartido junto a otros pastores trashumantes españoles y franceses su experiencia en el II Congreso Internacional sobre Trashumancia en el Mediterráneo que organiza la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir” (UCV), donde ha reivindicado “una ley de pastos” que facilite su oficio, así como normas homogéneas en todas las comunidades autónomas y “reconocimiento europeo”.

Por otro lado, el presidente de la Asociación Ibérica de Pastores Trashumantes ha señalado que “desde que hace unos ocho años se abolió la ley de pastos, los ganaderos no tenemos ningún derecho y a la trashumancia nos afecta mucho porque hay tierras que no nos dejan pisar”. Así, ha propuesto que “los agricultores reciban un beneficio por que el ganado les paste la tierra”.

De igual modo, el pastor turolense que lleva más de 40 años en el oficio ha lamentado que “la ganadería trashumante está cada vez más castigada por la burocracia, porque cada comunidad autónoma aplica sus normas”.

Igualmente, ha reclamado que “Europa reconozca nuestra labor, porque la desconocen”. Al respecto, ha subrayado que los trashumantes que van andando “no contaminan, mantienen las vías pecuarias abiertas, no sobrepastorean los terrenos de verano y de invierno y no crean tanto estiércol, además de beneficiar al medioambiente y realizar productos de calidad”, ha subrayado Martorell.

Por ello, “si de Europa sale un euro para la trashumancia que vaya a la trashumancia en sí, y no a intermediarios: no solamente al ganadero por su labor, sino también a la mejora de las condiciones, como puede ser en abrevaderos o en casas para dormir”, ha expresado.

Sexta generación de trashumantes

Finalmente, Martorell se ha referido al relevo generacional. “En muchos casos son los propios ganaderos los que no han animado a sus hijos a seguir en el oficio; en mi caso, mis hijos son la sexta generación seguida de trashumantes”. “Lo que hay que tener muy claro es que la trashumancia es economía y una oveja produce mejor, tiene más salud y vida y menos gastos si es trashumante”, ha asegurado.

“Aunque para que la trashumancia no se muera necesitemos que se pague y reconozca la labor que hacemos”, ha reiterado.

En la mesa redonda, además de Martorell han participado Rubén Valín, secretario de la Asociación Ibérica de Pastores Trashumantes; Bernard Grellier, presidente de la Federación de Asociaciones de Pastores de la región Gard-Lozère (Francia); y los pastores de los Alpes, Laurent Four y André Leroy. Previamente, se ha proyectado el documental: Éleveurs, les morsures invisibles.

Los nuevos trashumantes, conectados a las redes sociales

La trashumancia aún pervive en las tierras de la Comunitat Valenciana “gracias a los 19 pastores que continúan con una práctica ancestral”, ha el profesor Pablo Vidal, director del congreso internacional y del Instituto Universitario de Antropología de la UCV.

Los nuevos trashumantes son pastores que como antaño proceden de poblaciones de Teruel, Cuenca y Albacete “para mejorar la producción de sus rebaños, abaratar los costes al buscar las hierbas invernales de las llanuras costeras y huir del abandono del medio rural en el frío invierno meseteño”, ha señalado Vidal.

Son hombres jóvenes, con una edad media de 42 años, que siguen la tradición familiar, “hijos y nietos de pastores de los pueblos de montaña con larga herencia de ganadería trashumante”, ha certificado el investigador.

El profesor Vidal ha trazado en su estudio las historias de vida de esta veintena de hombres que “ahora hacen uso de las nuevas tecnologías en su trabajo”. “Los pastores hacen un uso intensivo del móvil, así como de las redes sociales e internet para estar conectados, conocer la previsión meteorológica o el precio de los piensos y del ganado en la lonja de referencia de Albacete”, ha añadido.

Además, suelen contar con algún coche de apoyo “para poder dormir en lugares confortables o trasportarles la comida”. La trashumancia a pie suele durar entre 5 y 11 días, “según las distancias entre los pueblos de montaña y las zonas de hibernada”.

De igual forma, Vidal ha informado que los pastores, que tienen una media de rebaños de 800 ovejas y cabras, “siguen el calendario tradicional, bajan a las tierras valencianas desde principios de noviembre y hasta mediados de mayo, siempre dependiendo del estado de los pastos y la climatología”, tanto en el lugar de origen como en el de destino. Asimismo, su destino preferido suele ser la comarca de La Hoya de Buñol, en localidades como Turís, Cheste o Chiva, entre otras.

Herencia cultural

El profesor ha destacado que la trashumancia ha dejado una “importante herencia cultural” en las tierras valencianas, tanto material como inmaterial. “La pervivencia de la trashumancia es una clara muestra de resistencia de una práctica ancestral, que permite una explotación medioambientalmente sostenible, que genera importantes ventajas para los rebaños y un considerable ahorro de costes a las explotaciones ganaderas”, ha expresado.

Vidal también se ha referido a los principales problemas con los que se encuentran los pastores para hacer la trashumancia a pie como el “abandono de las vías pecuarias, la falta de puntos de agua para que beban las ovejas, así como el uso masivo de herbicidas que envenena a los rebaños”. (AVAN)

Fuente original: http://www.archivalencia.org/contenido.php?a=6&pad=6&modulo=37&id=14520&pagina=1

Por Prensa