El 15 de abril de este año se cumplen cincuenta años de la bendición de la imagen de Nuestra Madre y Señora del Patrocinio, tras el fatal incendio en que desapareció la anterior titular mariana de la popular Hermandad del Cachorro.

El 26 de febrero de 1973 se declara un incendio fortuito en la Capilla del Patrocinio que dañó parcialmente la portentosa imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, el popular Cachorro, y que destruyó totalmente la Virgen del Patrocinio, escultura de autor anónimo fechable en el último tercio del siglo XVIII, que se había incorporado a esta hermandad trianera en 1921, cuando adquieren un busto de una escultura mariana al parecer de gloria, que fue transformado en imagen de candelero para vestir por dos de los escultores más prestigiosos del momento: Adolfo López Rodríguez (1862-1943) y Joaquín Bilbao y Martínez (1864-1934). El primero talló las manos, mientras que el segundo realizó el candelero, así como la encarnadura de dichas manos. La desaparecida Virgen del Patrocinio, conocida popularmente como la Señorita de Triana, se caracterizaba por presentar un rostro de contorno redondeado con expresión ensimismada, sin lágrimas, con la cabeza torcida hacia el lado izquierdo, detalle lleno de ternura que le confería gran personalidad.

Tras el incendio, el Domingo de Ramos del mismo año el entonces cardenal de Sevilla, don José María Bueno Monreal, bendijo en la Capilla del Patrocinio, hoy Basílica del Santísimo Cristo de la Expiración, la nueva imagen realizada por el prolífico escultor e imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte (1949-2019), quien la talla en madera de caoba de Brasil y cedro en apenas mes y medio.

La nueva imagen, si bien está inspirada en la anterior, en ningún caso puede ser considerada como una réplica o copia de aquella, como señala el catedrático José Roda Peña, quien afirma que el autor, asumiendo las características formales y estilísticas del modelo original dieciochesco, realiza una reinterpretación personal. El resultado es una imagen bellísima, de gran finura y elegancia, que repite la torsión de su cabeza hacia el lado izquierdo, y en la que destacan sus ojos oscuros, no de cristal sino pintados sobre la madera. Como la primitiva, no tiene lágrimas, pero presenta un recurso derivado de la aplicación de barniz transparente en el borde de los párpados inferiores que consigue el sobrecogedor efecto del comienzo del llanto, y con la luz de las velas da la impresión de que, de un momento a otro, las lágrimas van a comenzar a resbalar por sus mejillas. La boca casi cerrada y el hoyuelo de la barbilla junto con la encarnadura realizada al óleo, que recrea las del siglo XVIII, son otras características que ponen de manifiesto la calidad tanto del modelado como de la policromía.

Como detalle simbólico que conecta el pasado y el futuro, hemos de señalar que la nueva imagen acoge en su pecho los restos carbonizados y las cenizas de la anterior.

Foto: Daniel Villalba

 

Fuente original: https://www.archisevilla.org/cincuentenario-de-nuestra-madre-y-senora-del-patrocinio-sevilla/

Por Prensa