VALENCIA, 9 JUL. (AVAN).- El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, presidió ayer tarde la ceremonia de profesión de votos perpetuos de dos religiosas del instituto de vida consagrada “Iesu Communio”, erigido en 2010 en la diócesis de Burgos, y que abrirá próximamente su primera comunidad en la diócesis de Valencia, en el antiguo monasterio de las salesas de Godella.

Se trata de la Hermana Benedetta, de Murcia, de 45 años, que estudió Económicas, y la Hermana Siloé, de Madrid y 34 años, que estudió Ingeniería técnica de Obras públicas.

Durante su homilía el cardenal Cañizares mostró su alegría por las nuevas religiosas y aseguró que «damos gracias a Dios por vosotras y con vosotras, que sois signo de la unión de Cristo con la Iglesia y con todo hombre”, una unión “de amor, fidelidad y compasión”.

Igualmente, señaló que “el mundo necesita de vosotras como testigos vivientes de la verdad, de Cristo”, necesita “ver y palpar ejemplos vivos de aquellos que dejándolo todo abrazan como ideal de vida el amor que es Cristo” y vuestro ejemplo, añadió, «enseña el arte de vivir” y hace posible “una humanidad nueva hecha de hombres y mujeres nuevos”.

Así, el Arzobispo de Valencia invitó a las religiosas a “dar siempre testimonio valiente de Cristo sin miedos ni temores a nadie” y a “llevar a cabo esta obra de extensión del amor que es la nueva evangelización” porque “el mundo necesita convertirse y volver a DIos”

La misa de la profesión perpetua se celebró en la iglesia de la casa de Iesu Communio en La Aguilera, presidida por el cardenal Antonio Cañizares y concelebrada por “algunos sacerdotes conocidos de comunidad y de las hermanas que han profesado”.

Igualmente, han tomado parte la fundadora de Iesu Communio, Madre Verónica, y toda la comunidad así como los familiares y amigos, con una participación de más de 400 personas. Además, “antes y después de la celebración ha habido un encuentro para compartir el testimonio de la fe”, según las mismas fuentes.

Al finalizar la eucaristía, el cardenal dirigió unas palabras a las nuevas religiosas, a las que felicitó y pidió que «vuestra consagración sea una invitación a los demás, especialmente a los mas jóvenes, para que entren y vean dentro de la Iglesia y descubran a Cristo” y sea una vida “fecunda de salvación, amor, perdón de gracia y de paz para los hombres”

Las religiosas, desde que ingresaron en el Instituto hasta la profesión perpetua han realizado 6 años y medio de formación, que se han dividido en las siguientes etapas: postulantado (1 año y medio); noviciado (2 años) y Juniorado o etapa tras la profesión temporal (3 años).

A partir de la profesión perpetua, iniciarán formación permanente, “que continúa durante toda la vida religiosa”, según fuentes del instituto de vida consagrada.

Fuente original: http://www.archivalencia.org/contenido.php?a=6&pad=6&modulo=37&id=15697&pagina=1

Por Prensa