El Jueves Santo Cáritas celebra en toda la Iglesia Diocesana la colecta que se destina al Fondo Diocesano de Solidaridad para financiar proyectos de promoción de personas y colectivos en situación de exclusión social.La colecta que se celebra en todos los templos con culto público en nuestra Diócesis de Cádiz y Ceuta permite a Cáritas financiar proyectos de promoción de personas y colectivos en situación de exclusión social. Esto es posible gracias a que el Sínodo Diocesano del año 2000 definió al Fondo Diocesano de Solidaridad (FDS) como el cauce de comunicación cristiana de bienes de la Iglesia Diocesana de Cádiz y Ceuta. Los donativos permanentes se pueden hacer a través de la cuenta ES62  2103 – 4000 – 61 ? 0030023814.Junto a la colecta, que se celebra en la tarde del Jueves Santo en los oficios de la Cena del Señor, existen aportaciones de donantes particulares, comunidades religiosas y hermandades y cofradías. Este compartir diocesano, a través del Fondo Diocesano de Solidaridad, es un signo de la fuerza de la fe de nuestra Iglesia Diocesana y un testimonio ante el mundo de cómo la vivimos generosamente.En el año 2015, el Fondo Diocesano de Solidaridad financió, con la colecta y las aportaciones particulares, la Red de Inclusión de Personas sin Hogar, el Programa Diocesano de Integración Sociolaboral y acciones de apoyo a las Cáritas parroquiales con un total de 49.212,27 euros.Compartiendo nuestros bienes, somos reflejo de la misericordia de Dios.En este año en el que el papa Francisco nos ha llamado a mirar fijamente el rostro misericordioso de Dios Padre, desde Cáritas se hace una llamada a la reflexión sobre la práctica de la misericordia y su íntima unión con la Comunicación Cristiana de Bienes.Ante el sufrimiento de tantas personas, los cristianos no podemos permanecer impasibles y «pasar de largo». Nuestra fe solo se puede considerar madura si hemos superado el egoísmo para habitar en el amor generoso que no acumula riquezas sino que se desprende de lo material, para ponerlo al servicio de aquellos que no tienen nada. La parábola del buen samaritano (Lc 10, 25-37) expresa de forma clara que quien amó a su prójimo fue el que no pasó de largo, sino aquel que se compadeció y atendió al hermano herido, incluso comprometiendo sus bienes en la curación.Ser reflejo de la misericordia de Dios significa vivir el amor de forma práctica y efectiva con los hermanos. El mensaje del Evangelio no es tibio, ser discípulo de Jesús requiere avanzar hacia la radicalidad y adoptar estilos de vida serviciales y poner nuestros bienes, materiales y espirituales, al servicio de los pobres, tal y como nos decía San Juan Pablo II en su encíclica Sollicitudo Rei Socialis (31) «Todos estamos llamados a aliviar la miseria de los que sufren cerca o lejos de nosotros, no sólo con lo superfluo,sino con lo necesario».

Fuente original: http://www.obispadodecadizyceuta.org/noticia/fondo-diocesano-solidaridad-signo-compartir-iglesia-diocesana

Por Prensa