El Ayuntamiento de Valencia y su alcalde vuelven a estar en las portadas de muchos periódicos este miércoles después de conocerse la última medida del máximo representante político de la ciudad del Turia.
Y es que, Joan Ribó, ha ordenado a los funcionarios del cementerio general de Valencia retirar todo tipo de símbolo cristiano de las instalaciones puesto que dicho cementerio es de gestión municipal.
No obstante, la reforma que propone el partido de Ribó, Compromís, va un poco más allá puesto que no sólo pretende eliminar las cruces del recinto sino que además también pretende cambiar los nombres de las capillas por el de “salas de ceremonia” y ocultar las imágenes de la Virgen de los Desamparados (patrona de Valencia), así como las vidrieras de la Madre de Dios.
La respuesta del pueblo valenciano no ha tardado en llegar ya que miles de personas han puesto el grito en el cielo tras conocerse la noticia. De hecho, más de 15.000 personas ya han firmado una petición con la intención de frenar este ataque a los cristianos difuntos.
Al parecer, tanto el gobierno como su alcalde han pasado por alto que la libertad religiosa es un derecho fundamental que recoge la Constitución y que además está protegida por convenios y tratados internacionales.