San Laureano en la Catedral de Sevilla

El día 4 de julio la Iglesia de Sevilla celebra la fiesta de san Laureano, obispo que fue de la sede hispalense en el siglo VI. Según la tradición, nació en la región de Panonia, en la actual Hungría, y llegó a Sevilla hacia el año 520, siendo elegido prelado de la Archidiócesis dos años más tarde.

Varias son las representaciones de san Laureano que se encuentran en nuestra Catedral, destacando especialmente la escultura que preside el retablo de la capilla dedicada a este santo obispo, en la que se muestra revestido de pontifical con mitra y capa pluvial, llevando en sus manos un cuchillo, símbolo de su martirio, y rodeado de relieves con diversas escenas de su vida, como su decapitación. Este retablo se puede fechar entre 1700 y 1702, y fue patrocinado por el canónigo Valentín Lampérez y Blázquez. En esta misma capilla encontramos igualmente una importante colección de pinturas que narran los acontecimientos más notables de la vida de san Laureano, obra de Matías de Arteaga realizada hacia 1700. Se trata de un ciclo compuesto de cinco pinturas de grandes dimensiones: la resurrección de un joven en Marsella por intervención de san Laureano, san Laureano ante el papa Virgilio de Roma, la curación de un tullido en Roma por intercesión del Santo, el Martirio de san Laureano y la entrega de la cabeza de san Laureano al clero de Sevilla. Esta última pintura contiene una interesante vista de nuestra ciudad con las murallas y la Puerta del Arenal, así como la Catedral y la Giralda sobresaliendo del caserío de la ciudad.

Otra de las más valiosas representaciones de este santo obispo es la que realiza Bartolomé Esteban Murillo para la serie de santos sevillanos que se disponen en la Sala Capitular alrededor de la Inmaculada. Así, entre 1667 y 1668 nuestro universal pintor realiza este ciclo de ocho tondos que representan a san Fernando, San Hermenegildo, san Isidoro, san Leandro, santa Justa, santa Rufina, san Pío y san Laureano. Este último aparece sobre un fondo neutro, pintado a tamaño natural, de medio cuerpo y en posición de tres cuartos. Se muestra de avanzada edad, con bigote y cabello cano, vestido de medio pontifical, con capa pluvial, bajo la que se distingue la cruz pectoral. Porta en su mano izquierda el báculo, mientras que acerca la derecha al pecho, detalle que, junto a la mirada elevada hacia lo alto y la boca entreabierta, dotan de gran espiritualidad y fervor el retrato del santo. Sobre su cuello se distingue el corte que le causó el martirio que, según la leyenda, tuvo lugar cerca de Bourges en el año 544.

Otra obra para destacar es el busto relicario que forma parte del Altar de Octavas, haciendo pareja con otro de san Pío. Está atribuido a Juan Laureano de Pina, datándose entre 1691 y 1695, y es de tamaño natural, cincelado y repujado en plata, presentando el rostro policromado.

Fuente original: https://www.archisevilla.org/san-laureano-en-la-catedral-de-sevilla/

Por Prensa