El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, no dudó en hablar este domingo en su homilía de la difícil situación que siguen viviendo mucho refugiados que llegan a nuestras tierras. Y es que, tal y como recordó el obispo algunos refugiados “entran al país en condiciones muy precarias y algunos ni siquiera eso porque perecen en el mar”.

Por ello, Fernández pidió a los allí presentes y al resto de la sociedad que abran sus corazones con los más necesitados puesto que según recordó “esto debe tocar nuestra sensibilidad” ya que “no hay que pasar indiferentes y hay que acoger a los inmigrantes como hermanos”.

La misa, celebrada en la Catedral de Córdoba, fue dedicada a la jornada del Emigrante y del Refugiado por lo que el máximo mandatario de la Diócesis no quiso perder la oportunidad de recordar las buenas labores de los cristianos.

Y en su empeño quiso recordar a los allí presentes que “no hay extranjeros ni forasteros, todos somos hijos de Dios».

“Dios quiere que seamos felices todos. Aquellos que en el tránsito de un país a otro encuentran dificultades, para que no haya abusos ni injusticias. Abramos nuestro corazón sin hacer distinciones xenófobas«, sentenció antes de vivir una convivencia en el Palacio Episcopal con muchos de los inmigrantes de la Diócesis que participaron en la misa.