Tal y como hizo el Papa Juan Pablo II en 1986 y Joseph Ratzinger en 2010, el Papa Francisco ha acudido al Templo Mayor, la principal sinagoga de Roma, y lugar de oración para muchos de los judíos que viven en la capital romana.

El máximo responsable de la Iglesia católica quiso acudir a la sinagoga para conmemorar y rendir homenaje a las víctimas del holocausto que tantas vidas se cobró. Por ello, el argentino no ha querido perder la oportunidad de mandar un mensaje a la sociedad puesto que tal y como expresó hay que decir “no a toda forma de antisemitismo”.

Y es que, tal y como recordó el Santo Padre “se debe tener máxima vigilancia para poder intervenir a tiempo en defensa de la dignidad humana y de la paz”, algo que no ocurrió con Hitler en su día y acabó robando la vida de miles de personas sin justificación alguna.

El Papa además quiso advertir que ya en el Concilio Vaticano II se abrió el camino del diálogo entre católicos y judíos recordando que “la indiferencia y la oposición se convirtieron en colaboración y benevolencia”.

“De enemigos y extraños, nos convertimos en amigos y hermanos (…). Queridos hermanos mayores, entre nosotros ha crecido la comprensión recíproca, la confianza mutua y la amistad”, dijo el Papa Francisco.

Por todo ello, el máximo representante de los católicos recordó que “podemos y debemos ofrecer a la humanidad entera el mensaje de la Biblia sobre el cuidado de la creación” advirtiendo a todos los allí presentes que “cada ser humano es nuestro hermano, independientemente de su origen y de su pertenencia religiosa”.