VALENCIA, 14 OCT. (UCV).- La conferencia inaugural del Congreso Internacional “Pobreza y Denuncia sobre la destrucción de alimentos. Hambre en el mundo y alimentos emergentes: por una Nueva Humanidad” de la Universidad Católica de Valencia -impartida por el premio Nobel de Medicina de 1993 Richard John Roberts, a favor de los alimentos transgénicos- ha tenido su continuidad esta tarde en la segunda jornada con la intervención del biotecnólogo Ingo Potrykus, coinventor del arroz dorado.

Potrykus -que remarca el papel del otro padre del arroz dorado, su colega Peter Beyer- asegura sin paliativos que “no existen razones científicas” que sustenten la reticencia de los partidos verdes y las organizaciones ecologistas ante el arroz dorado.

“No ha habido ni un solo ecologista o experto en medio ambiente que haya podido demostrar que la pequeña cantidad de microgramos de provitamina A añadidos a este arroz sea perniciosa para la salud o el medio ambiente. En Greenpeace, en concreto, nunca me han sabido responder cuando les he preguntado por qué están en contra. No me han dado ningún argumento”, expone.

El arroz, base de la dieta de 800 millones de personas en los países más desfavorecidos, no tiene betacaroteno (precursor de la vitamina A); por lo que aquellos que únicamente consumen arroz tienen una carencia de dicha vitamina, indispensable, por ejemplo, durante el embarazo para prevenir la morbilidad, la mortalidad y la ceguera nocturna. Ese déficit es el que soluciona el arroz dorado, que posee un elevado contenido en precursores de vitamina A.

“Sacian su apetito con arroz y por ello no sienten hambre, pero tienen una falta grave de micronutrientes. A este fenómeno se lo conoce como ‘hambre oculta’ y la sufren hasta 2.800 millones de personas en el mundo”, aduce.

El retraso de la producción de este tipo de arroz a escala mundial se debe, según relata Potrykus, a la serie de pruebas que han de realizarse sobre el terreno hasta que se concede permiso de cultivo transgénico en un país. En Filipinas este proceso le ha llevado diez años y en India han necesitado 16.

A pesar de las dificultades, Potrykus ha podido llevar el arroz dorado a también a China (aunque ahora ha prohibido la introducción de transgénicos durante diez años), Indonesia y Vietnam. El país que más cercano está a la producción y comercialización del arroz dorado es Bangladesh, donde el gobierno apoya este producto y espera que en dos o tres años sea una realidad.

Aunque el científico alemán advierte de que habrán de pasar muchos años para ver el impacto del arroz dorado, recurre a cálculos realizados por economistas expertos en agricultura en la India, que sitúan en 16.400 miles de millones de dólares al año el incremento para la economía mundial que supondría la plena comercialización de este producto. Los resultados serían “impresionantes” porque los trabajadores sin formación “tendrían mejor salud y contribuirían más al desarrollo económico”.

No obstante, Potrykus subraya que para él lo importante no es la economía sino impedir que muchos de los niños del tercer mundo acaben ciegos por falta de micronutrientes: “Soy de la parte de Alemania que tomó la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial y me convertí en un refugiado. Sé lo que es pasar hambre porque desde los 10 a los 14 años todos los días no tuve casi comida que llevarme a la boca. Al sufrir esto en mis carnes, tuve muy claro que quería hacer algo por las personas que pasan hambre cuando más tarde me dedique a la ciencia”.

LUIS FERRIERIM (GREENPEACE ESPAÑA) ASEGURA QUE LA AGRICULTURA ECOLÓGICA ES LA ÚNICA QUE PUEDE PROVEER ALIMENTOS SUFICIENTES PARA TODOS

Luis Ferreirim, responsable de Agricultura en Greenpeace España, ha asegurado durante su participación en el Congreso que “la agricultura ecológica es la única que respeta el planeta y a la vez puede proveer a las personas de alimentos sanos y suficientes, por lo que no haría falta ni intensificar la agricultura industrial ni producir transgénicos para proveer de alimentos a toda la población”. Además, “es la única que puede hacer autosuficientes a los agricultores y darles beneficios económicos, pues la agricultura industrial les está asfixiando”.

En este sentido, se ha mostrado contrario al modelo agroalimentario vigente, porque “un 30 por ciento de la producción termina en la basura y con ese porcentaje se podría alimentar a todas las personas que somos hoy en día incluso a las que podríamos ser en 2050”.

El ponente ha asentado estas afirmaciones señalando la posición del Panel Internacional de Expertos sobre Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES FOOD) que publicó el pasado mes de junio un nuevo informe titulado “De la uniformidad a la diversidad”.

En dicho documento se detalla que los sistemas agrícolas actuales, pese haber conseguido suministrar grandes volúmenes de alimentos a los mercados mundiales, están generando resultados negativos como la degradación de los ecosistemas, las altas emisiones de gases de efecto invernadero, la pérdida de biodiversidad, la persistencia del hambre junto al rápido aumento de la obesidad y las enfermedades relacionadas con la dieta, además de problemas para la subsistencia de agricultores de todo el mundo.

Igualmente, Ferreirim ha manifestado su oposición a los cultivos transgénicos porque “atentan contra los ecosistemas y contra la biodiversidad, empoderan aún más a las grandes multinacionales, crean dependencia en los agricultores y son una amenaza a la soberanía alimentaria, a la capacidad que tiene los pueblos de decidir de lo que quieren alimentarse”.

La segunda jornada del congreso ha concluido con una conexión por videoconferencia con el filipino Jonjon Sarmiento, director del programa Pambansang de Agricultura Sostenible de la Asociación de Agricultores de Asia (AFA, de sus siglas en inglés), ha reflexionado en la ponencia final de la jornada en torno a la necesidad de desarrollar métodos agrícolas ecológicos y sostenibles frente a la agricultura con químicos.

Fuente original: http://www.archivalencia.org/contenido.php?a=6&pad=6&modulo=37&id=14480&pagina=1

Por Prensa