El papa Francisco toca su crucifijo mientras lo conducen a través de la multitud durante su audiencia general inaugural, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el miércoles 27 de marzo de 2013. Francisco pidió el miércoles que se ponga fin a la violencia y los saqueos relacionados con el golpe de estado del fin de semana en la República Centroafricana, en su primera apelación de ese tipo por la paz desde que se convirtió en papa. (AP foto/Andrew Medichini)

Un discurso en la catedral de Santa María del Fiore de Florencia, ante más de 2500 personas, entre los que se encontraban obispos y delegados de la Conferencia Episcopal Italiana de 22 diócesis italianas, ha servido al Papa Francisco para hablar sobre el poder y la importancia que se le da a éste en la sociedad actual.

Y es que, tal y como dijo en el V Congreso Nacional Eclesial el Santo Padre, “evitemos, por favor, encerrarnos en estructuras que nos dan una falsa protección, en las normas que nos transforman en jueces implacables, en las comodidades en las que nos sentimos tranquilos”.

De hecho, tal y como recordó el Papa Francisco en un discurso que duró casi 50 minutos hay que “condenar la obsesión del poder” para dar opción preferencial “a los pobres, implícita en el Evangelio de Jesús”.

“Que Dios proteja a la Iglesia italiana del poder, de la imagen y del dinero. La pobreza evangélica es creativa, acoge, sostiene y es rica de esperanza. Nuestro deber es trabajar para hacer este mundo un lugar mejor y luchar. Nuestra fe es revolucionaria por un impulso que viene del Espíritu Santo «, afirmó en sus declaraciones el Papa.

De hecho, tras los escándalos de los últimos días surgidos en el Vaticano con las filtraciones ocurridas, el Papa reconoció que “irá hasta el final para luchar contra el cáncer de la corrupción».