GRA004. VERÍN (OURENSE), 12/12/2014.- El sacristán Manuel Pino (i), y el párroco José Blanco (d), en la puerta de la iglesia de Mandín (Verín), una de las iglesias de la provincia de Ourense que ha sufrido robos de madrugada que han creado un gran desánimo entre sacerdotes y feligreses y han obligado a extremar las medidas de seguridad para combatir estos saqueos, que se centran en la limosna de los cepillos y en las propias tallas religiosas. EFE/Brais Lorenzo

El clero gallego empieza a preocuparse de verdad. El asalto a seis sacerdotes en los últimos doce meses ha dejado una honda preocupación a muchos de los sacerdotes del territorio gallego de España.

De hecho, al arzobispo de Santiago, Julián Barrio, ha expresado ya en repetidas ocasiones su inquietud por un asunto que empieza a preocupar no sólo a los párrocos de algunas iglesias sino también a la sociedad gallega.

Y es que, el modus operandi es siempre el mismo, asalto nocturno en busca de dinero o de objetos de valor económico. Y el perfil del asaltado también, sacerdote de una edad avanzada.

Por ello, el delegado del Clero de la Archidiócesis, Lino Arcos, ya está pensando en posibles soluciones para paliar una ola de asaltos que ha puesto en alerta a los párrocos de Galicia.

Entre sus opciones para resolver el problema está el agrupar a los religiosos al frente de parroquias de una misma zona para que vivan en comunidad en un única casa en la cabecera de comarca. No obstante, también se barajan otras opciones como la instalación de alarmas en las casas rectorales conectadas con los cuarteles más próximos de la Guardia Civil o el alojamiento del párroco en casas de algunas familias cercanas a la parroquia.